El desgarro que produce la verdad va tocando la idea falsa que tenemos de nosotros mismos, puede vivir se como un duelo que se pasa . cuando la muerte del yo personal se v a consolidando en la mente, es como una desilusión que produce tristeza y perplejidad.
La importancia o el valor de la vida ya no se sitúa en la protección del cuerpo-mente por encima de todo. Los ideales se terminan., las estrategias de defensa o ataque que se basan en la idea del yo personal se diluyen , la lucha por el mantenimiento del respeto y la honorabilidad de la persona se acaba, el querer demostrar queda como un sueño ya olvidado.
El valor de vida descansa independientemente al proceso del pensar, la sencillez y la aceptación surgen sin querer. El valor de vida es directo y simple. Todo es lo que es, no una idea o conjunto de ideas de lo que es.
Lo que es Es y no hay otra cosa. No se plantea el ir mentalmente en contra o a favor de lo que es. Matar la mentira es ver y ser la verdad, las dudas y las esperanzas falsas no pueden surgir, pues es obvio lo falso como falso y no hay otra cosa tan evidente como lo verdadero. El dolor o duelo que se vive es la fuerza que todavía tiene el encariñamiento al error del yo, en una muerte anunciada.
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